El auge de hondureños en Girona fuerza a abrir un viceconsulado
Desde el 2010, la cifra de vecinos de esta nacionalidad ha crecido un 140%
Girona se ha convertido en una pequeña Honduras. La cifra de hondureños residente en la últimas década se ha más que duplicado y es el colectivo extranjero que más nuevas altas incorpora al padrón. Tanto es así que los políticos del país centroamericano ya hablan de Girona como el 19º distrito de Honduras.
El vínculo de la ciudad con la comunidad hondureña no es ni mucho menos reciente. Las primeras páginas se empezaron a escribir en 1976, cuando la ahora septuagenaria Rosa María Álvarez, junto a otras amigas, vino a trabajar en hogares de la ciudad. “La necesidad apretaba, yo venía de una familia muy pobre y no tuve apenas oportunidades de ir a la escuela; a los 8 años me puse a trabajar en una tienda, en una tabacalera, en las casas y mi último empleo allí fue en un McDonald’s”, explica la mujer que espera poder regresar a su país natal para pasar allí sus últimos años de vida. A los 24, recibió una oferta para ir a trabajar en tareas del hogar para una mujer de Girona.
Vino por dos años y lleva aquí 47, periodo durante el cual ha formado una familia y no ha parado de trabajar. “Hasta que me jubilé nunca me ha faltado empleo”, asegura la mujer, natural de Talanga, a unos 50 kilómetros de la capital del país, Tegucigalpa. La mayoría de mujeres hondureñas afincadas en Girona, proceden, precisamente, de esta ciudad. El boca a oreja, como en muchos procesos migratorios, ha sido determinante.
Desde 2012 es el grupo extranjero mayoritario de la ciudad, superando al marroquí
“Ocho años después de llegar a Girona, una mujer abrió una agencia de empleadas de hogar y contactó con una de mis amigas que había emigrado conmigo: ella le buscaba candidatas en Honduras y fue así como unas se lo dijeron a otras, y éstas a otras y se creó una cadena que ha llegado hasta el día de hoy”, explica.
En noviembre había más de 7.300 hondureños empadronados en la ciudad. La licenciada en pedagogía Mariela Sandres, víctima de violencia de género en su país, llegó hace cuatro años y medio, animada por su red familiar y de amistades que ya tenía en Catalunya. Tras un tiempo en Barcelona, trabajó al cuidado de niños, ancianos y personas con discapacidad. Ahora lo hace en el consulado de Honduras en Barcelona, pero mantiene su hogar en Girona.
Evolución anual de habitantes nacidos en Honduras en la ciudad de Girona desde octubre de 2010
“Todos los fenómenos migratorios empiezan con una red de confianza y el caso de Girona”, constata el catedrático de Ciencia Política de la UdG, Salvador Martí, que afirma que Girona es la ciudad de España “con más presencia de hondureños por kilómetro cuadrado”. Desde 2010, el número de ciudadanos de este país empadronados en la ciudad ha aumentado un 140% y desde el 2012, es el colectivo extranjero mayoritario en la ciudad, por delante del marroquí. Más de dos tercios son mujeres y las tareas vinculadas al cuidado del hogar y de ancianos es el principal modus vivendi del colectivo. Entre los hombres, muchos trabajan en la industria, principalmente del sector cárnico, y en el transporte. Los barrios Eixample Sud (25%), Eixample Nord (20%), Santa Eugènia (19’8%) y Can Gibert (11%) concentran la gran parte del colectivo, según datos facilitados por el Ayuntamiento de Girona.
La nueva oficina consular podría abrir durante el primer trimestre de este próximo año
Esta inmigración, que mayoritariamente llegó a finales de la década de 1990 e inicios de los años 2000, resultó en sus orígenes bastante invisible. “Gran parte de la población no se dio cuenta que había hondureños en la ciudad hasta diez años después. Eso fue así porqué era un colectivo muy feminizado, silencioso, que permanecía gran parte del tiempo en casa, en tareas domésticas o atención de mayores, y poco demandante de servicios públicos. Se empieza a visibilizar cuando llegan los niños a la escuela”, explica Martí, que estima que en el área metropolitana de Girona, sumando comarcas limítrofes como el Pla de l’Estany y la Selva, el número de hondureños se acerca a los 20.000. En toda la provincia, según los últimos datos recabados hace tres años por la Associació de Cooperació i Desenvolupament Econòmic de la Comunitat Hondurenya a Girona (Acodehgi), se alcanzarían unos 34.000. Una cifra que duplica la que aparece en el INE. “Éstos datos no recogen, por ejemplo, los que no están empadronados o que tienen doble nacionalidad y que constan también como españoles”, afirma el presidente de la entidad, Alex Arita, que emigró hace 16 años por culpa de las maras, las bandas de jóvenes delincuentes que le extorsionaban. “Me obligaron a salir, mi vida estaba en peligro”, explica. “Honduras vivió en una narcodictadura durante 12 años, el endeudamiento se disparó hasta el 800% y la pobreza pasó del del 48% al 76% de la que un 54% era pobreza extrema. Eso, sumado a las maras, convirtió Honduras en el país más violento sin estar en guerra”, dice. Hoy, de los 8 millones de habitantes, dos millones están fuera y generan el 25% de PIB del país, explica Arita. El mayor colectivo está en Catalunya.